El mundo cambia constantemente y los intereses de las personas persiguen estos cambios. Hasta hace unos meses, los problemas energéticos no interesaban a casi nadie pero, hoy, cuando los precios de la energía se han disparado en las facturas de los consumidores, la gente empieza a entender la verdadera importancia del tema.
Pero en los próximos meses, o incluso años, ¿cuáles serán las consecuencias económicas de precios de la energía tan altos y cómo se moverán los precios del petróleo a nivel mundial?
La economía mundial se encamina a una recesión
Comencemos recordando que las tasas de interés se han mantenido muy bajas desde 2008, ya que los bancos centrales han inyectado liquidez en la economía, manteniendo la tasa institucional baja y bombeando los presupuestos estatales. Esta enorme masa de liquidez ha tenido el efecto de inflar el valor de los assets y, en particular, el de las acciones. Piense en el rally de Wall Street, donde el índice DOW30 casi se sextuplicó de alrededor de 6.000 a principios de 2009 a poco más de 36.000 este año.
La inflación que debería haber acompañado a toda esta liquidez se mantuvo a raya en gran medida a través de una mayor productividad y una cadena de suministro global que funcionaba perfectamente. Todo esto hasta marzo de 2020, cuando llegó la pandemia del coronavirus.
Desde entonces, el suministro de producción chino se ha desacelerado y la inflación ha comenzado a dispararse. Como resultado, los bancos centrales decidieron endurecer la política monetaria para calmar la demanda y el mundo se dirigió a una recesión, que incluso podría convertirse en una depresión.
En este lamentable contexto, la oferta del mercado y la expectativa de que habrá petróleo disponible cuándo y cuánto se necesita no tiene en cuenta la realidad y mucho menos la demanda.
¿Veremos 300 dólares el barril?
Tanto es así que los precios del petróleo siguen subiendo. Hoy, 6 de junio, los futures del Brent subieron por encima de los 120 dólares el barril después de que Arabia Saudí subiera sus precios de venta de crudo en julio, una clara señal de que la oferta es escasa, incluso después de que los productores de la OPEP+ acordaran acelerar los aumentos de producción durante los próximos dos meses.
Por cierto, estos niveles de precios son una bendición para todas las economías del Golfo Pérsico. Según Bloomberg, las OPI (Oferta Pública Inicial) en Oriente Medio disfrutaron del mejor primer semestre de todo este año, con unos ingresos totales de 11.400 millones de dólares en los cinco primeros meses de 2022. La empresa petroquímica Borouge, que cotiza en la Bolsa de Abu Dabi, recaudó 2 mil millones de dólares. En otras palabras, los inversionistas extranjeros están comprando acciones en los mercados de Medio Oriente, mientras que las bolsas de valores del resto del mundo están temblando.
Hay rumores en el mercado de que el precio del petróleo podría llegar a los 300 dólares el barril, gracias a la falta de disposición para hacer frente a nuevas perforaciones, la política de las empresas estadounidenses de no aumentar la producción este año y a la incapacidad de la OPEP para lograr incluso sus propios objetivos de producción. De hecho, el único obstáculo para alcanzar niveles de precios estratosféricos es la destrucción de la demanda, que probablemente ocurra antes de que el petróleo alcance los 300 dólares.
El futuro es incierto por definición pero, en lo que respecta al petróleo y el gas, existe una certeza: el mundo ha entrado en una era de precios de la energía mucho más altos, sin posibilidad de que las cosas cambien pronto.
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