¿Receta anticrisis UE? Pago excesivo de GNL y destruir demanda

Europa está importando niveles récord de gas natural licuado en un esfuerzo por alejarse de la energía rusa y sobrevivir este invierno.

Uno de los pilares de la estrategia de la Unión Europea (UE) para sustituir los suministros de gas de Rusia es el gas natural licuado (GNL). Por lo tanto, estamos importando cantidades récord de GNL.

Pero el GNL que nos envían nuestros aliados estadounidenses y todos los demás países dispuestos a venderlo ciertamente no lo regalan. Tanto es así que Europa está pagando muy caro el gas suministrado por amigos. En el caso del americano, como ha denunciado el presidente francés Macron, lo pagamos al menos cuatro veces el coste de producción.

El presupuesto de energías renovables se reducirá

Según Reuters, en medio de los costos exagerados del GNL y el gasto de miles de millones de euros para ayudar a los clientes vulnerables a las facturas de energía, Europa se encontrará con mucho menos dinero para financiar la energía renovable.

En lo que va de año, la UE ha compensado la caída en el suministro de gas ruso importando mucho más GNL (así como aumentando los suministros de Noruega y el norte de África). Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la demanda europea de GNL aumentó un 65% en los ocho primeros meses de 2022 respecto al mismo periodo del año pasado. Esto ha alejado al GNL de los compradores asiáticos tradicionales, cuya demanda ha caído un 7% debido a que no están dispuestos a pagar precios tan altos.

En junio de este año, lo que nunca sucedió, la UE importó más GNL de EE .UU. que gas de Rusia. Según los datos de Refinitiv Eikonhasta el 70% de todas las exportaciones de GNL de EE.UU. se dirigieron a Europa en septiembre, frente al 63% en agosto.

Cuanto más caro es el GNL, más demanda desaparece

Evidentemente, en estas situaciones, el GNL es exageradamente caro. Los precios que tienen que pagar las empresas y los consumidores europeos son muy altos. Y nada cambia si parte de estos costos los paga el gobierno, ya que al final todo recaerá sobre los hombros de los contribuyentes.

Según Reuters, la factura de importación de GNL de la UE podría alcanzar los 90.000 millones de dólares este año, el doble de lo que pagó por importaciones de gas licuado en 2019 y casi el triple de lo pagado en 2021.

Parte de la ayuda para contener los precios de la energía proviene de la destrucción de la demanda, que sin embargo tiene graves consecuencias a corto y largo plazo. Lo peor es sin duda la desindustrialización que, como venimos viendo en los últimos meses, empuja a las empresas intensivas en energía a cerrar sus plantas una tras otra.

En el futuro energético de Europa, “lágrimas y sangre” están claramente escritos. Lástima que ningún leader político europeo se haya atrevido nunca a decírselo a los ciudadanos.

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