En septiembre, la producción manufacturera de la Unión Europea (UE) cayó más de un 6% interanual. Se trata de la mayor caída mensual desde junio de 2020 (eran los tiempos de la pandemia de COVID-19).
Los más afectados por la desaceleración manufacturera son Alemania y Países Bajos
Los últimos datos de Eurostat muestran una caída del 6,1% respecto a septiembre del año pasado. Se trata de la quinta reducción consecutiva con carácter anual. Los países más afectados por el colapso son cuatro de los cinco principales países consumidores de gas: Alemania, Países Bajos, Italia y Francia. Sólo España, una de las economías europeas más resilientes en los últimos dos años, logró registrar un ligero aumento del 0,6% anual.
El resultado manufacturero en Alemania fue desastroso, donde septiembre fue el mes más débil para la producción alemana desde marzo del año pasado. La producción manufacturera holandesa también se desplomó en septiembre (-10,3%), mientras que en el conjunto de 2023 no hubo un mes con signo positivo (los sectores más castigados fueron el químico y el refino).
La economía europea “ha perdido impulso”
En casi todos los países de la UE, la producción manufacturera este año fue inferior a la del año anterior. Las excepciones son España, Lituania, Croacia, Suecia y Dinamarca.
Como admite ahora la Comisión Europea, la economía de la UE ha perdido impulso (un eufemismo para decir que está en una crisis profunda) y los probables aumentos de los precios de la energía siguen siendo motivo de preocupación. Como resultado, la Comisión revisó a la baja sus previsiones de crecimiento del PIB de la UE: +0,2% en lugar de +0,6%.
Los economistas no están sorprendidos por lo que está sucediendo, dado que se había predicho que renunciar al gas ruso barato conduciría rápidamente a una dramática desindustrialización del continente. Más bien, será una amarga sorpresa para muchos ciudadanos comunes y corrientes que sentirán de primera mano las consecuencias de la desindustrialización.
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