Gas ruso que sale por la puerta entra por la ventana. España +84%, UE +30%

Los últimos datos disponibles muestran que Europa compró un 30% más de GNL ruso, llegando incluso España a un 84% más.

La realidad, nos guste o no, nos recuerda que la Unión Europea (UE) dependía y depende de la energía rusa.

Si bien los países europeos han reducido las importaciones de gas natural de Rusia a través de gasoductos (también porque NordStream fue volado por grupos pro-Kiev no identificados), simultáneamente han aumentado las compras de GNL ruso (gas natural licuado).

Las exportaciones de GNL de Rusia a Europa aumentaron un 30%

Según BloombergEspaña ha importado un 84 por ciento más de GNL ruso desde la invasión rusa a Ucrania, tras los enfrentamientos con otro de sus proveedores de gas, Argelia. Pero España no está sola en el aumento de las compras de gas ruso en forma de GNL. De hecho, las exportaciones de GNL de Rusia a Europa el año pasado aumentaron un 30% a pesar de las sanciones que afectaron sus exportaciones de gas natural a la UE a través de gasoductos.

Es ejemplar el caso de España que, hasta el momento, se confirma como principal comprador de GNL ruso en 2023 (seguido de Bélgica y Francia). Pero la dependencia de España de la energía rusa va más allá del GNL, ya que el país es el mayor inversor en todo lo relacionado con la energía rusa, con 1.000 millones de dólares gastados en petróleo y gas de Rusia (datos del  Centre of Research of Energy and Clean Air).

China e India compran barato lo que Europa rechaza

Eso sí, estos datos no gustarán a Bruselas y, probablemente, los reguladores de la UE les halarán las orejas a los españoles dado que el objetivo declarado es frenar por completo la importación de productos energéticos desde Rusia.

Una política energética que favorece clamorosamente a países como China e India que no tienen problema en importar petróleo y gas natural de Rusia. El resultado de todo esto es que gran parte de lo que Europa compraba anteriormente a Rusia acaba a precios muy baratos en los países asiáticos, que luego lo revenden a compradores europeos a precios superiores. La energía que la UE le compraba a bajo precio a Rusia se fue por la puerta, solo para regresar por la ventana con un enorme recargo.

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