Alemania enseña a Europa cómo usar y producir hidrógeno

Alemania aspira a convertirse en un líder mundial en la producción y uso de hidrógeno. ¿Será una locomotora para Europa también en este importante sector?

La transición energética es algo que no puede suceder de inmediato pero lleva tiempo. Sin embargo, ya se han dado grandes pasos en muchos países del norte de Europa.

La Alemania, en particular, está en camino a la descarbonización de la economía. El hidrógeno (H2) es una parte esencial de esta estrategia que llevará al país a convertirse en carbono neutral para 2050.

La red de H2 más grande del mundo

Las propiedades de la partícula más pequeña y más abundante en el universo hacen que el hidrógeno sea muy adecuado para convertirse en una parte importante de los futuros sistemas de energía. Se puede utilizar en el sector del transporte como transportador de energía en celdas de combustible y quemarse en motores de combustión. Además, el podría eliminar gradualmente el gas natural.

Es por eso que las autoridades alemanas están invirtiendo fuertemente en la estrategia del H2. Recientemente, se dio a conocer un plan para la red de hidrógeno más grande del mundo. Para 2030, se convertirán aproximadamente 1.100 kilómetros de antiguos gasoductos para que sean aptos para el hidrógeno. Además, se instalarán 100 kilómetros de nuevos gasoductos. La red conectará 31 puntos de producción de hidrógeno con consumidores en los estados más poblados de AlemaniaRenania del Norte-Westfalia y Baja Sajonia.

El año pasado, el ministro de economía alemán declaró la ambición del país de convertirse en un líder mundial en tecnologías relacionadas con el hidrógeno. De hecho, Alemania es bastante adecuada para lograr este objetivo, debido a que ya produce el 20% de los electrolizadores del mundo.

Además, para 2030, Berlín construirá de tres a cinco gigavatios de electrolizadores para convertir la electricidad verde en hidrógeno.

Post coronavirus Europa será más verde

La clase política alemana ve la oportunidad de salir de la crisis actual desencadenada por la pandemia COVID-19 en un mundo más verde del que ha entrado. Por cierto, la Comisión Europea ya está trabajando en un proyecto energético en el que el hidrógeno probablemente desempeñará un papel clave.

Los Países Bajos también están planeando una economía basada en el hidrógeno. La rápida construcción y el éxito de los grandes parques eólicos offshore está creando incertidumbre sobre la rentabilidad, ya que el 20 % de la producción de energía holandesa será de fuentes renovables para 2030. Sin embargo, el aumento de la capacidad disminuye la eficiencia financiera a medida que el mercado se inunda de energía barata en días ventosos. La producción de hidrógeno a partir de este exceso de energía se considera una herramienta importante para mejorar la rentabilidad y evitar precios negativos en las horas punta.

En el pasado, el hidrógeno ha pasado por varios ciclos de euforia y depresión, pero esta vez se ve diferente. De hecho, las consecuencias negativas del cambio climático se están volviendo innegables para la mayoría de la población mundial. Además, los gobiernos de muchos países han dado prioridad al hidrógeno al invertir en el desarrollo de nuevas tecnologías.

No se necesitan habilidades proféticas para comprender que el hidrógeno pronto entrará en la vida energética de los consumidores europeos.

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