La construcción de una nueva central nuclear es complicada, pero su desmantelamiento lo es aún más. Quitar el corazón de una planta vieja sin que todo explote es un procedimiento quirúrgico que solo unos pocos especialistas son capaces de manejar.
Es un trabajo que requiere decenas de ingenieros nucleares especializados en este tipo de operaciones, así como robot armados con antorchas de plasma y sierras circulares. Esta es una operación que puede costar hasta mil millones de dólares y lleva años planificarla y ejecutarla. Los expertos predicen que la limpieza de plantas de energía nuclear envejecidas pronto se convertirá en un business global de 125 mil millones de dólares.
¿Sancionar o no sancionar?
Entre las poquísimas empresas con la experiencia y los know-how necesarios para el desmantelamiento de una central nuclear se encuentra la alemana Nukem Technologies Engineering Services GmbH, que lleva décadas ofreciendo sus servicios únicos en Asia, África y toda Europa. Una fuente de orgullo para toda Europa que, sin embargo, tiene un pequeño defecto: Nukem es propiedad exclusiva de Rosatom Corp., el gigante nuclear controlado por el gobierno ruso.
Y aquí entra inevitablemente en juego la política y la actitud contradictoria ya veces esquizofrénica de la Unión Europea (UE) con respecto a las sanciones contra Rusia. Por un lado, a uno le gustaría dejar de importar combustible nuclear de Rosatom (el mayor exportador mundial), por otro, no quiere impedir que Nukem siga operando en Alemania.
La UE no ha cultivado las habilidades necesarias
También porque, a diferencia de otras empresas rusas a las que Alemania les ha confiscado bienes y estructuras (refinerías por ejemplo), Nukem no dispone de muchas infraestructuras fijas. Si se impusieran sanciones, Rosatom podría simplemente embalar el botellero o trasladar la sede de Nukem a otro país.
De hecho, la cuestión nuclear muestra un nervio en carne viva en la UE que, a diferencia de Rusia, no ha desarrollado experiencia en todos los procesos industriales necesarios para convertir y enriquecer átomos de uranio en formas que puedan utilizarse para generar energía. Por lo tanto, los estados europeos dependen de proveedores externos para llenar los vacíos en la producción y los servicios.
La empresa joya tiene futuro sólo lejos de Europa
Por estas razones, Rosatom y Nukem no han sido sancionadas hasta la fecha y corresponde a las empresas individuales decidir si continúan haciendo negocios con las dos empresas rusas. ¿El resultado? Rosatom, según informó Bloomberg, registró un aumento de las exportaciones de más del 20% en el año siguiente al inicio de la guerra en Ucrania.
En cuanto a Nukem y su inestimable know-how, es muy probable que su futuro esté lejos de Europa, tal y como ha advertido la International Atomic Energy Agency de Viena de una grave escasez de profesionales para el desmantelamiento de centrales nucleares.
Mientras tanto, Rosatom está construyendo numerosas plantas de energía nuclear nuevas en Bangladesh, China, Egipto, Turquía, además de estar en negociaciones para otros nuevos contratos de suministro. Nukem también está encontrando nuevos contratos en China, donde comenzará a enviar componentes a partir del próximo año.
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