Hay razones serias para pensar que los mercados de valores se han separado por completo de la economía real. Después del colapso de febrero y marzo, en abril y mayo reiniciaron el embarque (S&P500+29%), ignorando por completo el deterioro dramático y violento de la economía global.
Como sugieren una serie de artículos de The Economist, todavía estamos muy lejos de volver a la normalidad.
El miedo a una segunda ola de COVID-19
La China, afectada por la pandemia menos un mes antes de Occidente ha impuesto medidas lockdown desde el 23 de enero, y sólo tiene suelto de marzo en algunas áreas. En abril, extendió la holgura incluso a las áreas más críticas.
Sin embargo, aunque muchas compañías pueden regresar al trabajo, los vuelos subterráneos y domésticos han disminuido en un tercio. Además, el gasto de los consumidores en cosas como restaurantes se ha reducido en un 40% y las estancias en hotel son un tercio de lo normal. Las personas están abrumadas por las dificultades financieras y el miedo a una segunda ola de COVID-19. Las bancarrotas están en aumento y el desempleo es tres veces superior al nivel oficial, alrededor del 20%.
Europa se encuentra en medio de una recesión económica que nunca se había visto desde la Segunda Guerra Mundial. Y lo peor está por venir.
Según Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), la economía de la eurozona podría caer un 12% este año. En los primeros tres meses de 2020, la economía de la Unión Europea cayó un 3,8%, y los países individuales lo hicieron aún peor. Italia ha perdido un 4,7%, Francia un 5,8% y España un 5,2%.
Montañas de deudas e impuestos en el camino
Las consecuencias previsibles después del lockdown tienen montañas de deudas que enterrarán a los estados, lo que ejercerá una gran presión para aumentar los impuestos y reducir el gasto. Es improbable que los recortes afecten los servicios sociales y de salud dada la experiencia del coronavirus. Sin embargo, en lo que respecta a los impuestos, nos estamos moviendo hacia una sociedad más gravada (ahora, pero sobre todo en los próximos años), incluso si es más generosa socialmente.
Para las empresas privadas, el escenario es aún más dramático, ya que la demanda en la mayoría de los sectores no se recuperará rápidamente. Algunos sectores, como el alimentario o el médico, están en auge, pero una gran parte del sector manufacturero básico, en particular las pequeñas empresas, enfrenta enormes dificultades. Como señala The Economist, Goldman Sachs ha calculado que casi dos tercios de las pequeñas empresas estadounidenses tienen dinero por menos de tres meses.
¿Y la recuperación después del lockdown? Desafortunadamente, la recuperación no solo será lenta, sino que también estará mal distribuida. De hecho, los sectores más afectados son aquellos que emplean personal de bajos salarios (ocio, restauración, turismo, etc.), donde el desempleo será alto.
Existe la duda de que, esta vez, los mercados de valores no anticipan eventos como ha sucedido a menudo en el pasado. En cambio, parecen sorprendentemente lejos de la realidad económica, en un carril paralelo e imaginario que pronto podría desaparecer, con efectos disruptivos en los mercados financieros.
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