Para quienes se dedican a las materias primas, Chile es sinónimo de metal rojo.
La nación sudamericana posee grandes recursos naturales y es rica en yacimientos minerales, los más importantes de los cuales son los de cobre. No en vano, Chile es el primer país productor de cobre del mundo, récord que también mantuvo el año pasado. A pesar del mal tiempo, las huelgas y los lockdown de la pandemia, las minas chilenas produjeron 5,7 millones de toneladas de cobre en 2020. Además, el país tiene 200 millones de toneladas de reservas.
Un país bendecido con el cobre
Principalmente, la producción de cobre se ubica en la región norte del país y proviene principalmente de depósitos de depósitos de óxido de hierro-cobre-oro (IOCG) y depósitos de pórfidos de cobre, ricos en molibdeno, oro y plata. Para los amantes de la geología, Chile es el lugar de la Tierra con los depósitos de IOCG más grandes que, junto con los depósitos de pórfidos, se encuentran entre los depósitos más grandes del mundo y los mejores en términos de calidad.
Este es un activo estratégico para Chile, que lo ha otorgado a algunas grandes mineras: Codelco, Antofagasta Minerals, BHP, Freeport-McMoran, Rio Tinto y Albemarle. Además, otras empresas (junior companies) también se dedican a la exploración para el desarrollo de nuevos sitios mineros. Baste decir que el país prevé invertir 74 millones de dólares en inversiones relacionadas con la minería durante la próxima década, de los cuales el 90% se dedicará al cobre.
La estatal Codelco es el mayor productor de cobre del mundo y produjo 1,76 millones de toneladas en 2020. Opera dos de las minas de cobre más grandes del mundo: El Teniente y Chuquicamata. La multinacional británica Even Antofagasta tiene una presencia significativa, con cuatro minas en operación, incluida la mina más grande de Los Pelambres, en la región de Coquimbo, en el centro de Chile.
Para completar el cuadro de las grandes minas chilenas también debemos considerar Escondida (propiedad de BHP, Rio Tinto y un consorcio japonés liderado por Mitsubishi) y la mina Collahuasi (propiedad de Anglo American, Glencore y Mitsui).
Un liderazgo formado también por normativas estables y favorables
En este contexto, el clima político favorable hacia la industria minera es de considerable importancia. En 2019, el sector minero contribuyó con 283 mil millones dólares al PIB del país, lo que representa alrededor del 10% de su PIB total y más de la mitad de las exportaciones totales.
Además, Chile cuenta con regulaciones estables que protegen a las empresas mineras de la corrupción, un problema generalizado en otros países ricos en recursos minerales. Buenas infraestructuras energéticas y redes de transporte, con una rica oferta de mano de obra calificada, completan el panorama de un país con fuerte vocación minera y leader indiscutible del cobre.
Ahora, el único problema importante que podría surgir en el futuro es la disminución de la calidad del mineral. Para abordar esto, será necesario encontrar nuevas formas de extraer y procesar el mineral de cobre de manera más eficiente. Es por eso que Chile está buscando tecnologías innovadoras para modernizar la productividad y la extracción en sus minas, con Codelco y Antofagasta ya empleando tecnologías como el Internet of Things e machine learning para mejorar la eficiencia.
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