En los años setenta la economía de Estados Unidos se caracterizó, como en Europa, por una tasa de inflación creciente.
La familia Hunt, una de las familias más ricas de Texas, decidió que necesitaban hacer algo para protegerse de la propuesta devaluación del dólar. Dado que las leyes estadounidenses prohibían la posesión de oro, los hermanos William Herbert y Nelson Bunker Hunt optaron por la plata, recogiendo lentamente todo el metal que pudieron encontrar para la venta. En 1973, el precio de la plata era de solo 1,5 dólares la onza.
Abastecerse de plata para defenderse de la devaluación del dólar
En 1979, el acaparamiento de metales de los dos hermanos se aceleró gracias a los estrechos acuerdos con los ricos comerciantes árabes. Los precios empezaron a subir hasta los 5 dólares.
Gracias al resumen de grandes cantidades de contratos de futures, el aumento se volvió imparable a principios de la década de 1980. El grupo liderado por los dos hermanos texanos ahora controlaba 200 millones de onzas, una cantidad equivalente a aproximadamente la mitad de la plata disponible en el mundo para entrega inmediata.
Los precios se dispararon hasta tocar el nivel de 52 dólares la onza. La colosal operación alcista parecía exitosa. Un próximo aumento parecía estar sobre nosotros ahora, ya que muchas manos fuertes estaban a punto de estallar, que se habían quedado cortas en cantidades estratosféricas de plata vendidas en corto.
La intervención de las autoridades desmorona los precios
Pero los Hunt no habían tenido en cuenta la reacción de las autoridades del gobierno estadounidense. Estos intervinieron elevando drásticamente los márgenes de los contratos de futures del COMEX (el mercado financiero más importante de la plata). De esta forma, provocaron ventas forzadas por frágiles especuladores que habían entrado en el juego alcista comprando, gracias al efecto apalancamiento, grandes cantidades. Los propios hermanos Hunt estaban abrumados.
En el Comex todavía se recuerda con preocupación el trágico encuentro del 27 de marzo de 1980, que vio el increíble descenso del precio de la plata de 21,60 a 10,80 dólares. Un colapso del 50% en pocas horas.
Nunca se alcanzaron niveles tan altos para el precio de la plata, aunque, en abril de 2011, se dispararon a 47,94 dólares la onza.
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