Históricamente, los nuevos materiales requieren muchas décadas de estudio y experimentación antes de estar disponibles a escala comercial. Este fue el caso del aluminio, la baquelita (plástico) y el silicio, cada uno de los cuales tardó varias décadas en desarrollar métodos de producción industrial.
En el caso del grafeno, los tiempos parecen decididamente más rápidos. Menos de 20 años después de que fuera aislado por primera vez por científicos de la Universidad de Manchester en el Reino Unido, ahora hay más de una docena de métodos diferentes para producir materiales de grafeno. Estos métodos de fabricación pueden funcionar con una amplia gama de materias primas, como grafito, metano, etanol, acetileno, biochar, CO2 y otras formas de materiales que contienen carbono.
Hay 300 empresas que producen grafeno
Este rápido ritmo de desarrollo ha llevado a más de 300 empresas de todo el mundo a producir una o más formas de grafeno con capacidades que, en algunos casos, superan las 1.000 toneladas por año, con una capacidad global combinada de más de 15.000 toneladas.
En medio de este sector en rápido crecimiento, el Graphene Council, una asociación de voluntarios que es la principal fuente de información sobre las aplicaciones comerciales, la producción y la investigación del grafeno, es la referencia. Entre otras cosas, Graphene Council ejecuta el programa Verified Graphene Producer, que es la certificación más estricta que existe sobre la capacidad y calidad de los productores de grafeno.
45 aplicaciones diferentes en los más variados sectores
Para aquellos que no estén familiarizados con el grafeno, será interesante saber que este nuevo nanomaterial puede dar múltiples mejoras a los materiales más tradicionales. De hecho, el grafeno es altamente conductivo eléctricamente, térmicamente conductivo, fuerte y tiene un área de superficie alta. Todos los atributos que lo han hecho útil hasta la fecha en más de 45 aplicaciones diferentes.
Por ejemplo, el grafeno se usa para reducir el carbono emitido y retenido en el medio ambiente, para limpiar los gases de escape o para convertir las emisiones de carbono capturadas. En resumen, el grafeno funciona muy bien como nanoaditivo que hace que los materiales anfitriones sean más ligeros, más resistentes y mejores. No en vano, ya en su descubrimiento había sido bautizado como el material de las maravillas.
Lamentablemente, hasta la fecha, el grafeno solo tiene un gran defecto y es que no es muy conocido ni siquiera por los técnicos. Casi todas las empresas industriales que podrían emplearlo con éxito no lo saben. Sus team de ingeniería no lo conocen y no entienden cómo usarlo realmente. Además, existen creencias (ya obsoletas) de que el grafeno es demasiado caro, que realmente no funciona o que no se puede producir a escala industrial.
Disponible a precios competitivos
De hecho, hoy en día, el grafeno está ampliamente disponible a precios competitivos y existe un corpus de experiencia basado en el desarrollo exitoso de aplicaciones. Para darse cuenta de esto, basta con mirar algunas de las aplicaciones que utilizan grandes cantidades de materiales de grafeno (hormigón, plásticos, revestimientos, baterías, elastómeros y compuestos).
El Graphene Council espera una demanda mundial de entre 300.000 y 600.000 toneladas durante los próximos tres a cinco años. Esto es bastante impresionante si se considera que el grafeno se usa a menudo en porcentajes muy pequeños (de uno a cinco por ciento como máximo) cuando se agrega a otro material.
El grafeno ya no es el futuro pero ya es el presente, aunque a muchos aún no se lo hayan contado.
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