Plan secreto de Trump para reactivar el gasoducto Nord Stream 2

Rusia y Estados Unidos están negociando en secreto la posible cesión del gasoducto a inversores estadounidenses. Mientras tanto, a pesar de las sanciones, Europa sigue importando gas ruso, con un aumento del 50% en comparación con 2023.

Según el diario alemán Bild, Alemania está tratando de bloquear cualquier intento de reactivar el gasoducto Nord Stream 2 en el marco de un posible acuerdo entre Estados Unidos y Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania. Filtraciones revelan que, desde hace varias semanas, representantes de Moscú y Washington han estado discutiendo un plan para ceder el gasoducto dañado a inversores estadounidenses.

Si se confirma, estas negociaciones marcarían un punto de inflexión en el complejo escenario energético europeo, que desde 2022 ha experimentado una drástica reducción en las importaciones de gas ruso.

El ataque al Nord Stream y las acusaciones de Lavrov

El Nord Stream 2, al igual que el Nord Stream 1, fue gravemente dañado en septiembre de 2022 por una serie de explosiones submarinas. Moscú ha sostenido siempre que se trató de un ataque deliberado por parte de Occidente, y el año pasado el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró que la orden de sabotaje provino directamente de Estados Unidos.

En los mismos meses, The Wall Street Journal informó que la explosión habría sido planificada por el comandante militar ucraniano Valery Zaluzhny, con la aprobación inicial del presidente Volodymyr Zelensky, quien luego habría intentado detener el plan tras una advertencia de Estados Unidos.

La paradoja de las importaciones de gas ruso

A pesar de la intención de muchos gobiernos europeos de reducir la dependencia energética de Moscú, la realidad de los números muestra un panorama más complejo. Desde 2021 hasta la actualidad, la importación de gas ruso en Europa ha caído drásticamente, pasando de aproximadamente 450 millones de metros cúbicos diarios (mcm/d) a unos 150 mcm/d. Sin embargo, según los analistas de Standard Chartered, el continente no ha logrado avances significativos para reducir aún más el suministro de gas ruso en los últimos dos años.

De hecho, contrariamente a las expectativas, las importaciones de gas desde Rusia han aumentado alrededor de un 50% en comparación con el primer trimestre de 2023. Este dato demuestra que, a pesar de las sanciones y la retórica política, Europa sigue dependiendo en gran medida de la energía rusa, con implicaciones estratégicas y económicas a largo plazo.

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