A estas alturas incluso las piedras lo saben. Los altos precios del aluminio son el resultado de la escasez de oferta.
Pero, ¿qué causó en última instancia un deficit de oferta tan severo? En una palabra podríamos decir que la culpable es la descarbonización.
El «dual carbon» chino ha sido disruptivo en los mercados globales
La política del gobierno chino con el objetivo de “dual carbon” (pico de emisiones de CO2 para 2030 y logro de la neutralidad de carbono para 2060), ha sido disruptiva en los mercados mundiales de metales, en particular el del aluminio.
En septiembre, la crisis energética se intensificó aún más, con 20 provincias chinas afectadas, mientras que las ciudades del noreste de China incluso vieron hogares que enfrentaban apagones . Mientras tanto, las autoridades locales han pedido a las fundiciones que reduzcan la producción durante el resto del año .
La gran preocupación de las autoridades chinas está relacionada con el hecho de que la temporada de calefacción invernal solo comenzará en noviembre, y la demanda de carbón y electricidad seguirá creciendo en los próximos meses. También el año pasado, en diciembre, los problemas energéticos habían provocado interrupciones en la producción de alúmina con el consiguiente empuje de los precios del aluminio.
El riesgo de una parada en el suministro de aluminio
Para los productores de aluminio, el costo de la electricidad es decisivo, ya que representa alrededor del 40% del costo de fundición. Si los precios de la energía se mantienen tan altos durante mucho tiempo, existe el riesgo de que se produzcan nuevos recortes de producción o incluso de detener el suministro de aluminio.
No es un problema que afecte solo al aluminio, sino a muchas materias primas cuyos precios han subido, erosionando rápidamente los márgenes de los productores.
En el caso de la alúmina, que representa casi el 35% de los costos totales de fundición de aluminio, los precios se mantuvieron tranquilos hasta julio de este año. Luego, la oferta comenzó a disminuir en China y, a principios de septiembre, el golpe de estado en Guinea encendió los precios de la alúmina, que subieron más del 38% respecto al mes anterior.
El silicio y el magnesio también son escasos y demasiado caros
Pero quienes elaboran productos de aluminio con mayor valor agregado también necesitan metales como el magnesio y el silicio, que a su vez han registrado fuertes incrementos de precios además de tener una capacidad de producción estructuralmente limitada.
Todas estas dinámicas, que afectan los precios de los metales y los precios de la energía, son las que alimentan las preocupaciones sobre un posible descarrilamiento de cualquier recuperación económica posterior a una pandemia. Es decir, se teme que en el corto plazo los problemas de oferta también acaben con la demanda, en una espiral que comenzó hace unos meses, pero que parece destinada a durar al menos hasta 2022.
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