Cuando las cosas van mal, es un error pensar que no pueden empeorar. Como en el caso de la crisis energética europea donde, además de los enormes problemas que están creando los altos precios del gas natural, se han sumado problemas a la producción nuclear en Francia.
Todo lo que queda es rezar para que el invierno no sea demasiado frío
Tal como están las cosas hoy, solo tenemos que orar por un invierno más suave.
La semana pasada, EDF (Electricité De France), el equivalente francés de nuestra ENEL, cerró dos plantas de energía nuclear después de encontrar una falla durante el mantenimiento de rutina. Por lo tanto, hay 4 centrales nucleares actualmente fuera de servicio, lo que representa el 13% de la disponibilidad actual de energía en Francia. Pero el país también es un importante exportador de electricidad a los países vecinos.
La electricidad de los franceses es generada principalmente por energía nuclear (más del 70%). Además, sin una parte de las exportaciones francesas de electricidad, algunos países del noroeste de Europa podrían sufrir severas restricciones en el suministro de energía.
¿Facturas al cielo y blackout continuos?
Lamentablemente, el cierre de las centrales nucleares francesas se produce justo cuando las temperaturas en Europa han comenzado a bajar y en medio de la crisis del gas natural, con los sitios de almacenamiento de gas en sus niveles más bajos en una década. Como señala Bloomberg, si el clima de este invierno es más frío de lo habitual, las facturas de energía se dispararán, con la posibilidad de que continúen los blackout.
Según COR-e , empresa especializada en mercados energéticos, si las temperaturas medias invernales son 2 o 3 grados más bajas de lo normal, Europa se verá en serios problemas.
¿Qué significa problemas muy graves? En el mejor de los casos significa que los costes de las facturas serán muy elevados pero, en el peor de los casos, habrá interrupciones en el suministro de energía a hogares y comercios. Las consecuencias son fácilmente imaginables para la vida diaria de las personas, sin olvidar que muchas empresas podrían verse obligadas a cerrar debido a unos costes energéticos insostenibles.
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