En camino hacia el aluminio verde. Tantas dificultades y oportunidades

El camino hacia el aluminio verde se está convirtiendo en un camino sin alternativas. Algunos serán penalizados, pero otros se beneficiarán enormemente.

Hay tendencias que son casi imposibles de revertir. Como en el caso del cambio climático y los intentos, quizás en vano y desesperados, de hacer algo para no empeorar la desastrosa situación medioambiental que ha creado la humanidad.

La china quiere reducir drásticamente la contaminación en el país, con intervenciones masivas en las industrias de acero y aluminio que conllevan implicaciones ambientales significativos. Mientras tanto, los fabricantes europeos argumentan que las normas y standard ambientales más estrictos del continente los colocan en desventaja competitiva.

Una ventaja para Rusia, una desventaja para Europa

Sin lugar a dudas, descarbonizar y volverse más ecológico también se está convirtiendo en una oportunidad de branding. El Rusal, por ejemplo, se cree que está a la cabeza porque su metal primario proviene enteramente de fuentes renovables (hidroeléctricas). Por el contrario, los productores de metales europeos pueden no tener una ventaja tan obvia en términos de suministro de energía.

En este contexto, no es de extrañar que los productores de metales estén bajo una presión cada vez mayor para modernizar sus procesos de producción y hacerlos más ecológicos. El International Aluminium Institute (IAI) también acaba de publicar un informe que explica cómo el sector del aluminio puede reducir sus emisiones.

3 intervenciones para reducir emisiones

Según el IAI, mientras la industria trabaja para reducir sus emisiones en aproximadamente un 80%, también se espera que crezca la demanda de productos de aluminio. Durante las próximas décadas, la demanda mundial de aluminio primario aumentará hasta en un 40% y el aluminio reciclado de los desechos postconsumo se triplicará a medida que las economías crezcan, se urbanicen y construyan nuevas infraestructuras.

La primera intervención necesaria en el camino hacia el aluminio verde es la descarbonización de la electricidad. Más del 60% de los 1.100 millones de toneladas de emisiones de CO2e (equivalente de dióxido de carbono) en el sector del aluminio provienen de la producción de electricidad consumida durante el proceso de fundición. Para 2050, la generación de energía descarbonizada y el uso de tecnologías de captura de carbono (CCUS) podrían reducir las emisiones a casi cero.

Luego están las emisiones directas derivadas de la combustión de combustible, que representan el 15% de las emisiones del sector del aluminio. La electrificación, el cambio al hidrógeno verde y el uso y almacenamiento con tecnologías de captura de carbono son las alternativas más creíbles.

Finalmente, se deben considerar las tasas de recaudación que podrían llegar al 100%. Esto podría reducir la necesidad de aluminio primario en un 20% durante las próximas tres décadas. En consecuencia, una disminución en la producción de aluminio primario conduciría naturalmente a una reducción de las emisiones del sector, que se puede estimar en una disminución de 300 millones de toneladas de CO2e por año.

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