Ahora no hay aluminio pero, a finales de año, habrá un exceso

El déficit mundial de aluminio podría convertirse en superávit a finales de año y los precios bajarán.

Esta vez no es necesario recurrir a sofisticados análisis o estadísticas para saber que el mercado del aluminio atraviesa un período de deficit. Ya se trate de lingotes primarios, palanquillas de extrusión, laminados, tubos o extrusiones, los tiempos de entrega son largos y las recompensas son muy caras.

Sin embargo, lo que todos ven en el presente podría no ser de ayuda a comprender el futuro.

La economía se está recuperando pero hay distorsiones a nivel local

La economía mundial se ha recuperado de la pandemia, pero a nivel local se producen distorsiones como los derechos de aduana y los cuellos de botella de la cadena de suministro.

Según el International Aluminium Institute, en mayo de este año, la producción mundial total de aluminio aumentó a 5,74 millones de toneladas. Se trata de una cifra nunca antes alcanzada y que supone un incremento de algo menos del 6% respecto al mismo período del año pasado. Por supuesto, 2020 sufrió las distorsiones del COVID-19 pero no hay que olvidar que entre enero y mayo las fundiciones funcionaron a pleno rendimiento y, sobre todo, que la pandemia afectó al consumo pero no a la producción.

Este año nos encontramos con un deficit de 588.000 toneladas en comparación con un surplus de más de 1 millón de toneladas el año pasado (datos de la World Bureau of Metal Statistics). Las existencias en la bolsa de valores aumentaron con la LME (London Metal Exchange) registrando +457.000 toneladas y la SHFE (Shanghai Futures Exchange) +131.000 toneladas a fines de mayo en comparación con fines de 2020.

El déficit se convertirá en superávit

Todo sugiere que el deficit de metales primarios de este año podría dar paso a un surplus a finales de este año.

En los últimos meses, los altos precios del aluminio han provocado un aumento de la producción de metales fuera de China. El aumento de la producción mundial puede ser suficiente para limitar nuevas subidas de precios este año, con las principales economías acercándose a los niveles de consumo prepandémicos.

Además, en el corto plazo, la subida del dólar se sumará a las presiones deflacionarias sobre los precios, no solo para el aluminio sino para todo el sector de las materias primas.

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