A veces, incluso las grandes subidas de precios chocan contra una pared. Más o menos, lo que acaba de pasar con el níquel.
Los rumores de escasez de metales y la gran demanda de baterías respaldaron el repunte de los precios del níquel que, como era de esperar, no podría durar para siempre.
Un aumento repentino de las ventas
La noticia de que el grupo chino Tsingshan Holding ha firmado un contrato por un año para el suministro de níquel con Huayou Cobalt Co y CNGR Advanced Material Co provocó un repentino aumento de las ventas. Según el acuerdo, Tsingshan suministrará 60.000 toneladas de níquel a Huayou y 40.000 toneladas por año a CNGR, a partir de octubre de 2021. Tsingshan es el mayor productor de acero inoxidable de China.
Justo cuando los analistas informaban sobre un mercado de níquel alcista, Reuter informó todos los detalles sobre el acuerdo de Tsingshan y el mercado comenzó a vender metal.
El níquel cayó un 8,5% a 15.945 dólares por tonelada en la London Metal Exchange (LME), registrando la mayor pérdida intradiaria desde 2016. Shanghai no fue mucho mejor ya que los precios cayeron un 6% con cotizaciones a 130.510 RMB por tonelada (20.181 dólares).
La demanda es fuerte, pero la oferta no se queda atrás
The Economic Times informa que Tsingshan planea realizar más inversiones en Indonesia para aumentar su producción de níquel a 600.000 toneladas este año. Pero, para 2023, quiere llegar a 1,1 millones de toneladas.
No cabe duda de que la demanda de metales es robusta, con perspectivas positivas a medio y largo plazo gracias a la demanda de acero inoxidable y baterías. Sin embargo, la oferta del mercado parece suficiente y la historia de un severo deficit de metales, que está de moda entre los especuladores, está demostrando ser poco creíble.
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