Conflictos internacionales por el agua que podrían causar guerra

El agua se está convirtiendo en un tema cada vez más presente en la estrategia de muchos países importantes del mundo. En la era del cambio climático, la gestión compartida de los recursos hídricos sería fundamental para la estabilidad regional y global.

El mundo está volviéndose más turbulento, sobre todo debido a los recursos naturales que ya no abundan como lo hicieron a lo largo de la historia de la humanidad. Petróleo, gas, minerales, metales y tierras cultivables son disputados por un número creciente de países y, muy probablemente, conducirán a nuevos conflictos armados.

Pero existe otro recurso vital que es potencialmente explosivo para las tensiones internacionales: el agua.

El dilema del prisionero

En términos geopolíticos, el agua representa un clásico dilema del prisionero en la teoría de juegos. Ni los estados situados río arriba ni los río abajo pueden prescindir de ella, ya que el agua es la savia del desarrollo y el crecimiento económico. Sin embargo, el estado río arriba tiene una ventaja fundamental frente al río abajo. Aunque sería más racional que todos los estados ribereños cooperaran para cuidar el recurso compartido, quien está río arriba siempre estará tentado a aprovechar su posición a expensas de los demás, especialmente en un momento en que el cambio climático está alterando certezas de larga data.

No obstante, estas consideraciones no solo deben proyectarse al futuro. De hecho, ya hoy existen al menos tres conflictos importantes relacionados con el agua que podrían derivar en guerras futuras entre los países implicados: el río Brahmaputra entre China e India, el río Nilo entre Etiopía y Egipto, y el río Tigris entre Turquía e Irak.

En este artículo, profundizaremos en el primero de estos puntos críticos de la geopolítica internacional.

El río Brahmaputra entre China e India

El río Brahmaputra, de 2.900 kilómetros de longitud, nace en el Tíbet y atraviesa el estado indio de Arunachal Pradesh antes de unirse al Ganges y desembocar en la bahía de Bengala en Bangladés. Este río es un recurso vital para China, India y Bangladés, además de proporcionar energía hidroeléctrica a China y constituir una arteria agrícola esencial para las regiones densamente pobladas y áridas de India y Bangladés.

Como todos los ríos del mundo, las aguas del Brahmaputra son un recurso limitado. La creciente demanda de agua dulce por parte de los estados río arriba y río abajo pone a prueba la disponibilidad de este recurso. Para India, el Brahmaputra es particularmente importante para la industria agrícola en las llanuras de Assam, donde sustenta los medios de vida de aproximadamente 27 millones de personas. Por su parte, China ha aprovechado el potencial energético del río construyendo una serie de centrales hidroeléctricas en la meseta tibetana y ha propuesto la construcción de una «superpresa» en la Gran Curva del Brahmaputra, que podría convertirse en el mayor proyecto hidroeléctrico del mundo.

Acuerdos frágiles en una de las zonas más pobladas del mundo

El potencial de estos proyectos para reducir el flujo río abajo del Brahmaputra sigue siendo una fuente de tensión geopolítica entre China e India. En 2002, se firmó un memorandum de entendimiento en el que China aceptó compartir datos hidrológicos sobre el flujo de agua en su territorio. Sin embargo, este acuerdo fue suspendido por Pekín en 2017, cuando los ejércitos de ambos países se enfrentaron en el altiplano disputado de Doklam.

Aunque muchos expertos consideran que el perfil hidrológico del Brahmaputra lo hace poco adecuado para manipulaciones coercitivas río arriba, el río sigue siendo una fuente potencial de fricción entre dos de las mayores potencias emergentes del mundo.

En esta región del mundo, la estabilidad geopolítica podría verse comprometida precisamente por un recurso que siempre se ha dado por sentado: el agua.

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