Chengdu, la sexta ciudad más grande de la República Popular China, con una población de 21,5 millones, entró en un cierre total el viernes. La ciudad está situada en la provincia occidental de Sichuan y cuenta con fábricas muy importantes como las de Toyota, Intel, Foxconn y muchas otras.
Este es el lockdown más grande después del bloqueo de Shanghái, que finalizó en junio después de dos meses de duración.
El virus se está trasladando de regiones remotas a las ciudades más importantes para la economía del país
Desafortunadamente, Chengdu no es un caso aislado. Otros centros económicos clave, incluidas las ciudades portuarias de Shenzhen, Guangzhou, Dalian y Tianjin, emitieron varios niveles de restricciones la semana pasada. En Shenzhen, casi la totalidad de sus 18 millones de habitantes están ahora sujetos a controles de COVID, mientras que en Dalian (más de 7 millones de personas) se han visto obligados a regresar a casa.
Como escribió Nomura Holdings, el virus se está trasladando desde varias regiones y ciudades remotas y menos importantes económicamente a provincias vitales para la economía de China.
El PIB este año no crecerá más del 3%
Si bien las autoridades de Pekín han admitido que es imposible alcanzar un objetivo de crecimiento del PIB para este año del 5,5%, la mayoría de las estimaciones no superan el 3%. Además, casi una cuarta parte de las empresas europeas en China están considerando trasladar sus inversiones fuera del país, ya que las estrictas políticas anti-COVID dificultan cualquier actividad económica. Las empresas británicas y estadounidenses también están en la misma línea de pensamiento.
Solo resta esperar los efectos que tendrá la nueva ola de restricciones en la economía china y mundial, en las cadenas de suministro y el inevitable impacto en los precios de los metales, siendo los más afectados el hierro, el acero, el aluminio y el cobre.
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