Arabia Saudí ha anunciado que, desde enero de 2026, permitirá a los extranjeros adquirir bienes inmuebles en zonas específicas del país. La noticia, confirmada por el ministro de Vivienda Majed Al Hogail, representa un cambio significativo para uno de los mercados más cerrados del Golfo.
Las ciudades de Riad y Yeda serán las primeras en abrirse a inversores internacionales, mientras que Meca y Medina seguirán con reglas especiales. Los detalles sobre las áreas permitidas y las condiciones de compra se aclararán en las normativas ejecutivas que prepara la Real Estate General Authority.
Una apertura controlada pero ambiciosa
La intención de la nueva ley es clara: atraer capital extranjero manteniendo el equilibrio con los intereses culturales, religiosos y sociales del reino. La normativa incluiría tanto propiedades residenciales como comerciales, e incluso terrenos agrícolas, pero solo dentro de las zonas autorizadas.
Según analistas, esta apertura podría coincidir con los grandes eventos deportivos que el reino albergará –como la Copa Mundial FIFA 2034 y los Juegos Asiáticos de Invierno 2029– reforzando su perfil global.
¿Quién podrá comprar?
La normativa abarcará tanto a extranjeros residentes como no residentes, ofreciendo nuevas oportunidades a un amplio público internacional. Sin embargo, quienes quieran adelantarse ya pueden adquirir propiedades mediante el visado de residencia premium ligado a la propiedad, con una inversión mínima de 4 millones de riales saudíes (unos 1,1 millones de dólares).
Mientras tanto, los broker locales e internacionales comienzan a ofrecer asistencia bilingüe, aunque muchas plataformas informativas siguen estando principalmente en árabe.
Oportunidades y riesgos para inversores
Las ventajas son evidentes: fuerte demanda interna, infraestructuras en expansión y precios aún más competitivos que en otros mercados del Golfo, como Emiratos. Las zonas designadas podrían ofrecer interesantes perspectivas de revalorización a largo plazo.
Pero también hay obstáculos: el marco regulatorio aún evoluciona y podrían surgir problemas relacionados con permisos de residencia, burocracia fragmentada, servicios no uniformes y barreras lingüísticas. Un asesoramiento legal local adecuado será esencial para mitigar riesgos.
¿Un mercado inmobiliario a dos velocidades?
La introducción de la propiedad extranjera podría crear un mercado a dos velocidades. Las áreas involucradas en los megaproyectos de la Visión 2030 –donde se concentra la mayoría de inversiones extranjeras– podrían experimentar un aumento de precios más rápido que el resto del país.
Ya hoy, los precios de los apartamentos en Riad han subido casi un 82% desde 2019 (estimaciones de Knight Frank). Sin embargo, los salarios locales no han crecido al mismo ritmo, generando preocupaciones sobre la futura accesibilidad del mercado para los ciudadanos saudíes.
Régimen fiscal: ¿qué esperar?
Históricamente, Arabia Saudí no ha aplicado un verdadero impuesto patrimonial sobre los inmuebles. No obstante, la nueva normativa podría introducir cambios fiscales para facilitar la entrada de inversores extranjeros.
Actualmente se prevé un impuesto del 5% sobre transacciones inmobiliarias, normalmente a cargo del vendedor. También hay algunas exenciones (p. ej., por herencia o transferencias familiares). Para inmuebles comerciales puede aplicarse el IVA del 15%, mientras que los residenciales suelen estar exentos.
Otros costes incluyen tasas de registro, conexión a servicios y permisos de construcción. También podría aplicarse un impuesto sobre plusvalías, aunque actualmente está limitado a ámbitos corporativos o institucionales.
El mercado inmobiliario saudí aún está en una fase inicial de expansión. Con las protecciones adecuadas y una planificación cuidadosa, la apertura a extranjeros no debería sobrecalentar los precios, sino más bien diversificar la oferta y aumentar la competitividad del país.
Con la Visión 2030, el reino reescribe las reglas del juego. Y desde 2026, los inversores extranjeros podrán formar parte de ello.
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