El auge de la IA no es una burbuja especulativa y la demanda de energía crecerá mucho

Goldman Sachs considera que la IA es la mayor oportunidad del siglo. Mientras tanto, el fuerte aumento del consumo energético de los centros de datos está impulsando al alza los precios de la electricidad.

En los últimos meses, el entusiasmo arrollador por la inteligencia artificial ha comenzado a dejar espacio a dudas crecientes. Algunos pioneros del sector tecnológico —entre ellos Mark Zuckerberg, Jeff Bezos y Sam Altmanhan advertido sobre el riesgo de una sobrevaloración generalizada, evocando paralelismos cada vez más frecuentes con la época de la burbuja dot-com, estallada hace 25 años. Entretanto, los gigantes tecnológicos siguen comprometiendo capitales sin precedentes en infraestructuras y nuevas capacidades de cálculo, apostando a que la IA transformará radicalmente la economía global.

Inversiones sin precedentes y primeros indicios de sobrecalentamiento

Las cifras describen mejor que cualquier metáfora la magnitud de la carrera en marcha. Meta ha anunciado un plan superior a 100.000 millones de dólares para los próximos tres años, mientras que Apple prevé invertir más de 500.000 millones en Estados Unidos, con un papel central para la inteligencia artificial y data center. Amazon, por su parte, gastará unos 70.000 millones solo en 2025 para reforzar sus infraestructuras digitales.

La consecuencia más inmediata es una creciente concentración de las ganancias bursátiles en unas pocas empresas vinculadas a la IA, como ha señalado el New York Times. Es un escenario que recuerda dinámicas ya vistas a finales de los años noventa, cuando la carrera hacia la economía de internet impulsó valoraciones que luego resultaron insostenibles. Algunos inversores no han dudado en apostar contra los campeones de la IA, abriendo posiciones bajistas multimillonarias en valores como Nvidia y Palantir.

Wall Street sigue dividida: escepticismo contra confianza inquebrantable

Frente a quienes temen un exceso de euforia, existe una parte consistente de las finanzas que considera la inteligencia artificial una de las mayores oportunidades económicas del siglo. Goldman Sachs —y sus clientes más acaudalados— descarta por ahora la existencia de una burbuja real, aunque reconoce que algunas áreas presentan valoraciones difíciles de justificar. La clave, según el banco, será distinguir cuidadosamente entre ganadores y perdedores.

Un elemento importante que diferencia el boom tecnológico actual de la burbuja dot-comes la solidez de los fundamentales de algunas empresas clave: Nvidia, por ejemplo, cotiza a unas 33 veces los beneficios esperados, una cifra muy alejada de los múltiplos astronómicos de Cisco antes del desplome del 2000. Y más allá de los mercados, las aplicaciones de la IA muestran posibles impactos tangibles, como indica también un estudio de McKinsey que estima un aumento de la productividad global equivalente a 4,4 billones de dólares.

La otra cara de la moneda: energía más cara e infraestructuras bajo presión

El boom de la inteligencia artificial no afecta solo a las finanzas y la tecnología, sino que tiene impactos directos e inmediatos en el sistema energético estadounidense. La multiplicación de data center, indispensables para alimentar los modelos de IA generativa, es uno de los factores que están impulsando al alza los costes de la electricidad. En EE. UU., las facturas han aumentado un 36% desde 2021 y los analistas prevén nuevas subidas en los próximos años.

Según el Electric Power Research Institute, para 2030 los centros de datos podrían llegar a consumir hasta el 9% de toda la producción eléctrica estadounidense, frente al 1,5% actual. Un crecimiento vertiginoso que se inserta en un contexto ya complicado por la elevada dependencia del país del gas natural, que representa alrededor del 40% de la generación eléctrica. Los precios del gas están subiendo, impulsados también por la fuerte demanda de GNL en los mercados internacionales y por la expansión de la capacidad de exportación estadounidense, que podría crecer un 75% para 2030.

Los beneficiarios de la revolución de la IA en el sector energético e industrial

La necesidad de reforzar las infraestructuras eléctricas y digitales ya está beneficiando a un grupo reducido de compañías situadas en el centro de esta transformación. Entre ellas figuran Vertiv Holdings, Cameco, GE Vernova, Quanta Services y Eaton, todas protagonistas de importantes subidas en 2025. Sus performance reflejan la expectativa de que el crecimiento de la IA requerirá inversiones colosales en sistemas de refrigeración, componentes eléctricos, redes e incluso nuevas fuentes de energía.

El efecto global sobre la economía estadounidense es evidente también en el mercado bursátil. El índice S&P 500 ha registrado un aumento del 15,6% desde comienzos de año, impulsado en buena parte por empresas vinculadas al ecosistema de la inteligencia artificial.

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