Japón podría haber abierto una nueva frontera en el campo del almacenamiento energético. La Japan Atomic Energy Agency (JAEA) anunció que ha desarrollado la primera batería recargable con uranio, aprovechando las propiedades químicas de este elemento radiactivo para aplicaciones prácticas. Se trata de una novedad absoluta en el panorama tecnológico mundial, con posibles implicaciones revolucionarias tanto para la producción de energía renovable como para la gestión de residuos nucleares.
Una nueva oportunidad a partir del uranio empobrecido
El proyecto se basa en el uso de uranio empobrecido (DU), un subproducto del proceso de enriquecimiento de uranio que no puede utilizarse en los reactores de agua ligera convencionales. Actualmente, en Japón se almacenan unas 16.000 toneladas de este material, que hasta ahora no tenía un uso concreto. La idea de transformar el uranio en material activo para baterías recargables fue propuesta a principios de los años 2000, pero solo ahora la JAEA ha logrado demostrar su viabilidad.
Con la rápida expansión de fuentes de energía renovables como la solar y la eólica, aumenta la necesidad de dispositivos de almacenamiento eficientes para estabilizar la red eléctrica. La naturaleza intermitente de estas fuentes, sujeta a las variaciones climáticas, hace esencial el uso de baterías capaces de almacenar el exceso de energía producido y liberarlo cuando sea necesario. En este contexto, la batería de uranio podría representar una alternativa estratégica a las soluciones actuales.
Las características del prototipo japonés
El prototipo desarrollado por la JAEA utiliza uranio como material activo del electrodo negativo y hierro como material activo del electrodo positivo. La tensión de la celda individual es de 1,3 voltios, un valor muy cercano al de las baterías alcalinas comunes (1,5 voltios). El dispositivo fue cargado y descargado diez veces sin variaciones significativas en su rendimiento, demostrando buenas características de estabilidad durante el ciclo de uso.
Tras demostrar la funcionalidad básica, el team de la JAEA está trabajando ahora en el desarrollo de baterías de flujo redox, con el objetivo de aumentar la capacidad de almacenamiento. Esto incluye el estudio de electrodos más eficientes, sistemas de circulación de electrolitos y materiales óptimos para membranas y componentes. Una de las claves para el futuro será precisamente el aumento de la concentración de uranio y hierro dentro de los electrolitos.
Si las baterías de uranio logran una capacidad suficiente y se introducen a gran escala, Japón podría disponer de una nueva tecnología para la gestión de la red eléctrica, transformando un residuo radiactivo en un recurso energético estratégico. Un paso adelante que combina innovación tecnológica, sostenibilidad ambiental y aprovechamiento de reservas actualmente inutilizadas.
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