Al inicio de su mandato presidencial, Donald Trump sorprendió al mundo proponiendo la compra de Groenlandia, justificando la idea con razones de seguridad internacional y como contrapeso a la creciente influencia rusa en el Ártico. Según él, controlar la isla significaría también asegurarse vastas reservas de tierras raras y minerales críticos, estratégicos para la independencia energética y tecnológica de Estados Unidos.
Sin embargo, Dinamarca –que administra la isla– rechazó de inmediato la propuesta, reiterando que Groenlandia no está en venta. El episodio encendió un debate interno en la isla, llevando a algunas figuras políticas locales a reconsiderar la idea de una plena independencia.
El tesoro mineral en el corazón del Ártico
Groenlandia está cada vez más en el centro del interés geopolítico e industrial por sus recursos naturales. Un reciente estudio geológico danés detectó la presencia de 25 de los 34 materiales críticos enumerados por la Comisión Europea, entre ellos tierras raras, cobre, grafito y uranio. El deshielo, acelerado por el cambio climático, podría hacer que estos recursos sean aún más accesibles. La International Energy Agency subraya que la demanda de minerales fundamentales para la transición energética –como litio, cobalto y cobre– podría cuadruplicarse para 2030. Actualmente, sin embargo, China domina la producción global de muchos de estos materiales y los países occidentales buscan fuentes alternativas para reducir su dependencia.
A pesar de su potencial, la actividad extractiva en Groenlandia sigue siendo limitada. Las condiciones climáticas extremas, los elevados costes y la resistencia ambiental han desalentado a muchos inversores. Además, según algunos geólogos, las expectativas sobre el valor económico de los recursos groenlandeses suelen estar exageradas. La rentabilidad de las minas sigue siendo incierta, especialmente por la volatilidad del mercado de tierras raras. También muchos residentes temen que los costes ambientales superen con creces los beneficios económicos.
Un modelo sostenible para un desarrollo limitado
El gobierno groenlandés parece apostar por un enfoque moderado del desarrollo minero. Según Naaja Nathanielsen, ministra de recursos minerales, el objetivo no es transformar la isla en una potencia minera, sino gestionar responsablemente un número reducido de minas en operación. Groenlandia pretende mantener altos estándares ambientales y sociales, consciente de que el apoyo de la población local es fundamental para la sostenibilidad a largo plazo de la industria.
El destino de los recursos de Groenlandia, por tanto, sigue pendiendo de un delicado equilibrio entre presiones geopolíticas, intereses económicos globales y la voluntad de una pequeña pero decidida población ártica de controlar su propio futuro.
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