El mercado del tungsteno está sorprendido: China ha decidido restringir la exportación de este metal clave. El anuncio, realizado la semana pasada por Pekín, forma parte de una serie de medidas de represalia contra los aranceles impuestos por la administración Trump a los productos chinos.
Un metal crucial para la defensa y la tecnología
El tungsteno es esencial para la producción de municiones perforantes, componentes de motores y semiconductores. China controla alrededor del 80% de la producción mundial, mientras que Rusia y Corea del Norte elevan esa cifra al 90%, dejando a la industria y al sector militar occidental en una posición de vulnerabilidad.
Según Bloomberg, las acciones de la minera canadiense Almonty Industries, especializada en tungsteno, se dispararon un 41% en la bolsa de Toronto en los dos días posteriores al anuncio, ya que el mercado prevé una drástica reducción en la oferta de tungsteno. Mientras tanto, los operadores se preguntan hasta qué punto China endurecerá sus restricciones, pero las expectativas son pesimistas.
Un mercado ya bajo presión
Desde hace años, Pekín prohíbe la importación de chatarra de tungsteno, oficialmente por razones ambientales. Sin embargo, si China decidiera levantar esta prohibición, podría absorber aún más material, reduciendo aún más la oferta disponible para otros países.
El mercado del tungsteno, valorado en 5.000 millones de dólares, es pequeño en comparación con el del cobre, que supera los 200.000 millones, pero su importancia estratégica es enorme. China ya domina el suministro de otros minerales críticos como galio, germanio y antimonio, y sus recientes restricciones han provocado aumentos en los precios de estas materias primas.
¿Se avecina una nueva ola especulativa?
Las empresas occidentales intentan reducir su dependencia de China, pero están muy rezagadas y ahora corren contra el tiempo.
Los analistas prevén un aumento en los precios del tungsteno a nivel mundial, como ya ha ocurrido con otros metales raros afectados por restricciones chinas. Aunque China consume la mayor parte de su tungsteno, sus exportaciones son cruciales para mercados como Alemania y Japón.
Las tensiones comerciales entre China y Occidente siguen en aumento. La restricción del tungsteno podría ser solo otra arma de Pekín en una guerra económica que está redefiniendo los equilibrios globales.
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