Las inútiles e insensatas trabas burocráticas impuestas por Bruselas amenazan con dañar irreparablemente también el sector del reciclaje, en detrimento de los planes green de la Unión Europea (UE).
La alarma la lanza EuRIC, la asociación europea del sector del reciclaje, que denuncia que los plazos del nuevo reglamento de la UE sobre el traslado de residuos (WSR) son demasiado ajustados y poco transparentes. Se trata de normativas y plazos que también deberían aplicarse a los países no pertenecientes a la OCDE que importan residuos, pero que corren el riesgo de provocar el colapso del mercado europeo. Según EuRIC, el WSR elaborado por los burócratas de Bruselas podría perturbar el comercio internacional de materiales reciclados y debilitar la competitividad de los operadores europeos del reciclaje.
¿Prohibición de exportación a casi 150 países?
Según las nuevas normas, los países no pertenecientes a la OCDE deben presentar una solicitud antes del 21 de febrero para seguir importando materiales reciclados de la UE. Si no lo hacen, las exportaciones a casi 150 países estarán prohibidas después del 21 de mayo de 2027.
No es difícil imaginar que muchos países tendrán dificultades para cumplir a tiempo con los complejos requisitos de Bruselas, poniendo en peligro las relaciones comerciales existentes y desestabilizando los mercados de reciclaje. Como destaca EuRIC, la carga administrativa para los países no pertenecientes a la OCDE es considerable. La normativa exige una recolección de datos extensa y cuestionarios largos, un esfuerzo significativo para gobiernos con recursos limitados. También en este caso, la burocracia europea ha actuado con una total falta de comunicación clara, lo que ha llevado a que muchos países desconozcan las consecuencias económicas del WSR.
Una sacudida en los mercados del reciclaje
¿Qué podría suceder ahora? En primer lugar, podríamos presenciar una disrupción en los mercados internacionales del reciclaje, con una drástica reducción del sector en toda Europa, un aumento de los residuos en los vertederos y una total pérdida de confianza del público en la recogida selectiva de residuos.
Si Bruselas no adopta de inmediato medidas correctivas urgentes, este sector industrial europeo también se encaminará hacia el desastre.
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