Una nueva investigación de la Universidad de Cranfield (Reino Unido) arroja luz sobre uno de los pasos más revolucionarios de la historia humana: la transición de la Edad del Bronce a la del Hierro. Los investigadores han vuelto a analizar los restos metalúrgicos de Kvemo Bolnisi, un antiguo taller de fundición situado en el sur de Georgia y que data de hace 3.000 años.
En la década de 1950, durante las primeras excavaciones, los arqueólogos encontraron montones de hematita (un mineral de óxido de hierro) y escorias de fundición. La interpretación de la época fue que el sitio representaba uno de los primeros talleres de producción de hierro. Pero el nuevo análisis de los científicos británicos ha cambiado por completo esta creencia.
El papel inesperado del cobre
Los investigadores descubrieron que en Kvemo Bolnisi no se producía hierro, sino cobre. La hematita se utilizaba como fundente, un material añadido al horno para mejorar el rendimiento de la fundición del cobre. En la práctica, los metalurgistas de entonces estaban dando sin saberlo un paso decisivo hacia la invención del hierro, experimentando con materiales ricos en hierro dentro de los hornos y abriendo el camino hacia la futura metalurgia ferrosa.
Esta evidencia refuerza una teoría discutida desde hace tiempo, según la cual fueron precisamente los fundidores de cobre quienes “inventaron” el hierro, a través de experimentos y ensayos que condujeron, de forma gradual, al descubrimiento de la reducción del mineral ferroso.
De las estrellas a las fraguas
Mucho antes de la Edad del Hierro, ya existían objetos de hierro, pero tenían un origen celestial. Los primeros testimonios se remontan a la Edad del Bronce y se refieren a hallazgos como el célebre puñal de hierro de Tutankamón, elaborado a partir de un meteorito. Estas piezas, raras y valiosísimas, eran más preciadas que el propio oro, ya que el hierro metálico aún no se obtenía de la roca terrestre.
La verdadera revolución llegó cuando el ser humano aprendió a extraer el hierro de los minerales. Esto lo cambió todo, y el hierro, abundante en la corteza terrestre, se convirtió en la base de herramientas, armas e infraestructuras. De ahí nacieron los ejércitos de Asiria y Roma y, muchos siglos después, los ferrocarriles y rascacielos de la era industrial.
Según el doctor Nathaniel Erb-Satullo, investigador de Arqueología Científica en Cranfield, “el sitio de Kvemo Bolnisi es extraordinario porque muestra el uso intencional del hierro en el proceso de fundición del cobre. Aquellos metalurgistas comprendían que el óxido de hierro era un material distinto y exploraban sus propiedades”.
El estudio, publicado en el Journal of Archaeological Science, fue apoyado por el British Institute of Ankara, la Gerda Henkel Foundation y el American Research Institute of the South Caucasus. Los resultados no solo reescriben un capítulo de la historia de la metalurgia, sino que muestran cómo el ingenio y la curiosidad de los antiguos artesanos sentaron las bases de una de las conquistas más determinantes para la civilización humana.
METALLIRARI.COM © ALL RIGHTS RESERVED