Para China, aranceles de EE.UU. al 125%, pero Pekín no se inmuta y los mercados chinos resisten

La guerra comercial entre Estados Unidos y China alcanza niveles récord, con aranceles acumulativos de hasta el 125% y fuertes repercusiones en los mercados globales. Las empresas de todo el mundo están pagando el precio de esta tensión comercial.

La tensión entre Estados Unidos y China ha alcanzado un nuevo pico. Tras el anuncio de Pekín de un arancel del 34% sobre todas las importaciones estadounidenses, Washington respondió con una medida aún más agresiva: un posible aumento del 50% sobre los productos chinos, que se sumaría a los aranceles existentes. ¿El total? Un impresionante 125%, si se incluyen también los aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio impuestos por EE.UU. el pasado marzo.

La medida entró en vigor a la medianoche del 9 de abril de 2025 (hora estándar de China). Sin embargo, Donald Trump, quien lidera la escalada arancelaria, declaró estar dispuesto a negociar, pero solo si China presenta una oferta concreta.

Pekín no se inmuta: “Error tras error”


A pesar del progresivo endurecimiento de las medidas estadounidenses, que pasaron de un 20% inicial sobre los productos chinos a un 34% y ahora amenazan con subir otros 50 puntos porcentuales, China mantiene una posición aparentemente serena. El gobierno de Pekín considera que la estrategia estadounidense terminará perjudicando más a la economía de EE.UU. que a la propia.

La respuesta oficial del Ministerio de Comercio chino no se hizo esperar: “La amenaza estadounidense de aumentar los aranceles es un error tras otro”.

Las empresas pagan el precio de la guerra comercial


Detrás de la retórica política, las verdaderas víctimas de la guerra comercial son las empresas. Los analistas señalan que los aumentos anteriores ya han erosionado los márgenes de ganancia de los exportadores al límite. Un nuevo incremento podría reforzar la intención de EE.UU. de excluir a China del mayor mercado de consumo del mundo.

Otros analistas, en cambio, proponen una hipótesis provocadora: que China simplemente detenga sus exportaciones a EE.UU. Sin intercambios, sostienen, el problema de los aranceles desaparecería, incluso si llegaran al 1000%.

Los mercados asiáticos se desploman, pero China resiste


La nueva amenaza arancelaria tuvo efectos inmediatos en los mercados financieros. Las bolsas asiáticas se desplomaron la mañana del 8 de abril, ante el temor de nuevas sacudidas en la cadena global de suministro, aumento de la inflación y una recesión generalizada.

En detalle, el Nikkei japonés perdió casi un 4%, el índice de Taiwán cayó un 5,8%, y el Kospi surcoreano descendió un 1,8%. El Hang Seng de Hong Kong recuperó parte de las pérdidas y cerró con una caída de solo el 0,4%.

¿Quién cederá primero?


Las sacudidas también se sintieron en las bolsas europeas y en los futures estadounidenses. Las previsiones indican una caída del 0,5% para el S&P 500, del 0,2% para el Nasdaq y del 0,7% para el Dow Jones.

Lo sorprendente, sin embargo, es la resistencia de los mercados chinos. Apoyados por un gobierno dispuesto a intervenir con medidas económicas de apoyo, el índice SSE Composite de Shanghái cerró la jornada con un +1,1%, mientras que el Shenzhen SE Composite subió un 2,2%.

En un escenario cada vez más tenso, queda abierta una sola pregunta: ¿quién dará el primer paso para poner fin a la espiral arancelaria? Por ahora, ninguna de las dos potencias parece dispuesta a retroceder, pero las presiones económicas sobre los mercados globales podrían acelerar la necesidad de una solución diplomática.

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