¿Resistirá el vínculo histórico e indisoluble entre el vino y las botellas de vidrio a las nuevas tendencias del packaging?
Desde hace años, el mundo del vino ha comenzado a interesarse por materiales alternativos al vidrio, pero el público, especialmente el italiano, siempre los ha visto con escepticismo y rechazo. Servir un Brunello di Montalcino desde una botella de cartón parecía más una provocación que un escenario real.
Pero si hasta hace poco el cartón parecía el futuro audaz del embotellado, ahora un “nuevo” material irrumpe con fuerza en escena: el aluminio.
El debut de las botellas de aluminio
En los últimos días, dos importantes brand han lanzado oficialmente botellas de vino en aluminio, marcando un posible cambio de paradigma.
La primera en moverse fue Vinca, una pequeña marca británica ya conocida por sus vinos en lata. Desde el 31 de marzo de 2025, están disponibles dos vinos (un blanco de uva Catarratto y un tinto de Syrah y Nero d’Avola) en elegantes botellas de aluminio de 75 cl, con tapón de rosca. El design atractivo apunta claramente a un público joven y comprometido con el medio ambiente. La preventa de 100 sets de regalo se agotó en menos de 24 horas y el lanzamiento oficial está previsto para el 11 de abril, también en los supermercados Tesco.
A continuación, Aldi, otro gigante de la distribución europeo, anunció el debut de su botella de aluminio para el Pinot Grigio de la línea The Costellore, a la venta desde el 14 de abril por solo 5,99 libras, por ahora únicamente en el Reino Unido. Un logro notable para una cadena de low-cost, que desde hace años se distingue por la originalidad y accesibilidad de su oferta enológica.
Todas las ventajas del aluminio
Tanto Vinca como Aldi destacan las ventajas ambientales y funcionales del aluminio. En primer lugar, su reciclabilidad infinita: a diferencia del vidrio, cada gramo de aluminio puede reciclarse sin perder calidad.
Pero es en el frente de las emisiones de CO₂ donde el aluminio realmente supera al vidrio. Según datos proporcionados por Vinca, la producción de una botella de aluminio genera cuatro veces menos CO₂ que una de vidrio. Y gracias a su peso reducido (solo 68 gramos para Vinca y 95 gramos para Aldi), los costes ambientales del transporte se reducen drásticamente. Aldi ha calculado un ahorro de más de cinco toneladas por camión, equivalente al peso de un pequeño elefante.
También en términos de resistencia y practicidad, el aluminio sorprende: más robusto que el vidrio y menos frágil ante impactos, es perfecto para picnics, eventos al aire libre y envíos.
Un desafío también cultural
Una de las principales preocupaciones de los consumidores es la conservación del vino. Pero gracias a la mayor conductividad térmica del aluminio, el vino se enfría hasta cinco veces más rápido que en vidrio, una ventaja nada despreciable en los días calurosos de verano.
Claro que hay una contrapartida: si el aluminio se enfría más rápido, también se calienta con la misma rapidez. Un detalle a tener en cuenta en contextos más cálidos o cerca de fuentes de calor.
El paso al aluminio no es solo una cuestión tecnológica, sino también cultural. Durante siglos, la botella de vidrio ha representado la elegancia y la tradición del vino. Cambiar el envase también significa cambiar la percepción. Pero los tiempos están cambiando. Y si la sostenibilidad, el design y la practicidad son las nuevas palabras clave, el aluminio podría realmente convertirse en el nuevo standard.
Solo queda ver si los consumidores, especialmente los más apegados al ritual de la botella de vidrio y el sacacorchos, sabrán acoger con entusiasmo esta innovación. Lo que es seguro es que el vino, incluso en su envase, sigue evolucionando, brindando por un futuro más ligero y sostenible.
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